miércoles, 19 de diciembre de 2007

Los dos Reyes y los dos Laberintos

Jorge Luís Borges nació un 24 de agosto de 1899 en Buenos Aires. Más tarde se convertiría en uno de los más destacados escritores de la literatura mundial.
Es una pena que muchos argentinos no conozcamos su extraordinaria literatura (sin tener en cuenta los cuestionamientos "no-literarios" que se han hecho contra su persona, que poco tienen que ver con las letras).
En fin, nunca es tarde para empezar a transitar su sublime obra, siendo este un buen momento para ello.

He aquí un pequeño cuento extraído de El Aleph (publicado en 1949, y revisado por el autor en 1974). Lo más sorprendente es la capacidad que pone en evidencia Borges (en este y tantos otros cuentos) para contar algo tan profundo, en solo pocas y simples líneas. Esto es, no es necesaria la extrema complejidad ni un pesado contenido para lograr comunicar una idea o un sentimiento. Esto no solo se da en la literatura, sino en diversas expresiones artísticas como la música, e inclusive en ciencias pragmáticas, como la física y la matemática.

Los dos Reyes y los dos Laberintos

Cuentan los hombres dignos de fe (pero Alá sabe más) que en los primeros días hubo un rey de las islas de Babilonia que congregó a sus arquitectos y magos y les mando a construir un laberinto tan perplejo y sutil que los varones más prudentes no se aventuraban a entrar, y los que entraban se perdían. Esa obra era un escándalo, porque la confusión y la maravilla son operaciones propias de Dios y no de los hombres. Con el andar del tiempo vino a su corte un rey de los árabes, y el rey de Babilonia (para hacer burla de la simplicidad de su huésped) lo hizo penetrar en el laberinto, donde vagó afrentado y confundido hasta la declinación de la tarde. Entonces imploró socorro divino y dio con la puerta. Sus labios no profirieron queja ninguna, pero le dijo al rey de Babilonia que él en Arabia tenía otro laberinto y que, si Dios era servido, se lo daría a conocer algún día. Luego regresó a Arabia, juntó sus capitanes y sus alcaides y estragó los reinos de Babilonia con tan venturosa fortuna que derribo sus castillos, rompió sus gentes e hizo cautivo al mismo rey. Lo amarró encima de un camello veloz y lo llevó al desierto. Cabalgaron tres días, y le dijo: "Oh, rey del tiempo y substancia y cifra del siglo!, en Babilonia me quisiste perder en un laberinto de bronce con muchas escaleras, puertas y muros; ahora el Poderoso ha tenido a bien que te muestre el mío, donde no hay escaleras que subir, ni puertas que forzar, ni fatigosas galerías que recorrer, ni muros que veden el paso." Luego le desató las ligaduras y lo abandonó en la mitad del desierto, donde murió de hambre y de sed. La gloria sea con aquel que no muere.

FIN

Vacaciones

Lamentablemente, yo y mi conciencia, decidimos dar origen a este espacio en el inicio de un periodo denominado "VACACIONES", por lo que es probable que continúe vacío durante el intervalo de tiempo que comprende (que por cierto, a medida que uno crece, se va haciendo inexorablemente cada vez más fugaz).

El origen etimológico de dicha palabra no esta exento de dudas. Según el Diccionario Etimológico Don Fernando Corripio, deriva del latín "Vacatio", que a partir del siglo XV se concibió como “suspensión temporal del trabajo o los estudios”.
Otros aseguran que tendría su origen en la palabra “vaco” o “vacare” que proviene del hebreo.

Lo que si es seguro, es la relación que existe entre lo que son las vacaciones respecto del trabajo. Para los judíos existe un día de descanso que se denomina “el día del Señor” (que corresponde con nuestro sábado). El inglés lo recoge muy claramente: “holiday” (holy, que significa santo y day, día; esto es, “día santo”). En nuestro idioma correspondería a “festividad” (festivo).

Desde mi punto de vista, las vacaciones son un período de preparación mental y física. Las mismas resultan de un año que probablemente fue calamitoso, y anteceden un año que, con un margen de error infinitesimal, será peor que el anterior.
Por lo tanto, hay que estar preparado para cualquier acontecimiento futuro.
Luego, no confundamos este período con “ausencia total de trabajo intelectual”. Aprovechémoslo para dedicarnos a distintas actividades que poco tengan que ver con lo que uno hace diariamente durante las no-vacaciones, y disfrutemos de una buena cerveza bien fría con amigos, cuyo único propósito es reencontrarse con aquellos que tienen las herramientas necesarias para la preparación antes mencionada………..

Buenas Vacaciones!!!!!