Jorge Luís Borges nació un 24 de agosto de 1899 en Buenos Aires. Más tarde se convertiría en uno de los más destacados escritores de la literatura mundial.
Es una pena que muchos argentinos no conozcamos su extraordinaria literatura (sin tener en cuenta los cuestionamientos "no-literarios" que se han hecho contra su persona, que poco tienen que ver con las letras).
En fin, nunca es tarde para empezar a transitar su sublime obra, siendo este un buen momento para ello.
He aquí un pequeño cuento extraído de El Aleph (publicado en 1949, y revisado por el autor en 1974). Lo más sorprendente es la capacidad que pone en evidencia Borges (en este y tantos otros cuentos) para contar algo tan profundo, en solo pocas y simples líneas. Esto es, no es necesaria la extrema complejidad ni un pesado contenido para lograr comunicar una idea o un sentimiento. Esto no solo se da en la literatura, sino en diversas expresiones artísticas como la música, e inclusive en ciencias pragmáticas, como la física y la matemática.
Los dos Reyes y los dos Laberintos
Cuentan los hombres dignos de fe (pero Alá sabe más) que en los primeros días hubo un rey de las islas de Babilonia que congregó a sus arquitectos y magos y les mando a construir un laberinto tan perplejo y sutil que los varones más prudentes no se aventuraban a entrar, y los que entraban se perdían. Esa obra era un escándalo, porque la confusión y la maravilla son operaciones propias de Dios y no de los hombres. Con el andar del tiempo vino a su corte un rey de los árabes, y el rey de Babilonia (para hacer burla de la simplicidad de su huésped) lo hizo penetrar en el laberinto, donde vagó afrentado y confundido hasta la declinación de la tarde. Entonces imploró socorro divino y dio con la puerta. Sus labios no profirieron queja ninguna, pero le dijo al rey de Babilonia que él en Arabia tenía otro laberinto y que, si Dios era servido, se lo daría a conocer algún día. Luego regresó a Arabia, juntó sus capitanes y sus alcaides y estragó los reinos de Babilonia con tan venturosa fortuna que derribo sus castillos, rompió sus gentes e hizo cautivo al mismo rey. Lo amarró encima de un camello veloz y lo llevó al desierto. Cabalgaron tres días, y le dijo: "Oh, rey del tiempo y substancia y cifra del siglo!, en Babilonia me quisiste perder en un laberinto de bronce con muchas escaleras, puertas y muros; ahora el Poderoso ha tenido a bien que te muestre el mío, donde no hay escaleras que subir, ni puertas que forzar, ni fatigosas galerías que recorrer, ni muros que veden el paso." Luego le desató las ligaduras y lo abandonó en la mitad del desierto, donde murió de hambre y de sed. La gloria sea con aquel que no muere.
FIN
2 comentarios:
¡Qué buena onda Fede que te hayas largado a escribir! Siempre fue algo a lo que le tuve ganas, pero una especie de pudor me lo impidió. ¿Quién te dice que a partir de tu esperiencia no me cope yo también?
Con respecto al tío Jorge Luis, qué decir, es el más grande escritor de toda Argentina y probablemente uno de los mejores del mundo. Yo personalmente lo amo, como te conté esa vez en tu casa. Ojalá, alguién que lo lea por primera vez se interese y se cope.
Saludos desde Monte Castro pebete
Facu
Es bueno esto que decis Fede, como dijo jorge, "Uno no es lo que es por lo que escribe, sino por lo que ha leído"...
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